Hoy vamos a proponerte una receta de la de chuparte los dedos. Traemos desde Canarias uno de esos platos con carácter, perfectos para darse la mano con unas buenas papas arrugadas y con los que la siesta cunde mucho más. El salmorejo es un adobo para la carne típico de la gastronomía canaria y que nada tiene que ver con la deliciosa crema fresca de la cocina andaluza. No te confundas porque lo mismo te queda un plato un poco raruno. Aunque cualquier receta de un guiso de conejo (y más si es con un adobo tradicional de una tierra) puede parecer complicado, nada más lejos de la realidad. De hecho, lo más difícil de toda la receta es cortar el conejo para cocinarlo correctamente y que coja todo el sabor del adobo canario más genuino. Eso tiene fácil solución. Pide el conejo ya cortado y prepárate una deliciosa receta canaria en menos de lo que tardas en decir “¿Qué hay de nuevo, viejo?”
Carne magra y baja en grasa.El conejo no suele tener tanto éxito en la lista de la compra como otras carnes, pero en realidad no tiene nada que envidiarles. El truco está en saber sacarle el máximo partido a su sabor. La del conejo es una carne muy nutritiva, magra y baja en grasa. Aunque las malas lenguas opinen que es un plato fuerte, no hagáis caso a las habladurías. La carne de conejo es rica en proteínas y muy muy tierna. Una joya, en serio. Prepara esta receta de conejo en salmorejo y compruébalo.
Ingredientes para 4 personas
- 1 conejo troceado
- 8 Dientes de ajo
- 1 cucharada Pimentón de la Vera
- 1 Guindilla de Cayena
- 15 gramos de Pulpa de pimiento choricero o una pimienta picona
- AOVE
- 1 botella de Vino blanco
- ¼ litro de Vinagre de Jerez
- Orégano y tomillo fresco
- Sal gruesa
- 2 hojas de Laurel
Cómo hacer conejo en salmorejo
Empieza a relamerte porque te va a quedar un plato espectacular. El primer paso es machacar los dientes de ajos con la pulpa de pimiento choricero y la cucharada de pimentón dulce. Si no encuentras el choricero o la picona, puedes poner un poco de pimiento normal y utilizar pimentón picante. Y si no te gusta que te den la vuelta los párpados de intensidad, siempre puedes hacerlo solo con pimentón dulce. El sabor es increíble aunque le quitará el punch canario.
Sea cual sea la combinación que elijas, machácala en el mortero hasta obtener una pasta. Luego añade el vino, el vinagre y sal al gusto. Ya ves que vas a tener salsa para darle sabor al conejo y a media comunidad de vecinos. Pero oye, burro grande… Cubre la carne de conejo troceada con la mitad de ese adobo y añade laurel y la guindilla. Lo mismo, si tu estómago no está en su mejor momento prescinde del picante. No pasa nada, sabemos que los hay flojillos.
Echa sobre la carne pimienta negra y las hierbas aromáticas que te gusten. Nosotros te proponemos orégano y tomillo para que la combinación de ingredientes sea un espectáculo culinario, pero oye, tú con tu estilo.
Si tienes una envasadora al vacío (ya te estoy viendo la cara), mete el conejo en adobo en una bolsa para vacío y déjalo reposar sellado durante un día entero (o, al menos, 18 horas). Y si no, utiliza una bolsa para congelados bien cerrada y deja el conejo en adobo.
Calienta bastante aceite de oliva extra suave y ve salteando el conejo. Cuando esté dorado, reserva la carne en una cazuela. Mezcla el adobo con el aceite de freír la carne e incorpora de nuevo el conejo, cocinándolo todo junto a fuego bajo y tapado durante al menos 45 minutos. Te quedará un conejo tiernísimo y una salsa para chuparse los dedos y mojar pan.